Hace tiempo que no escribía en el blog, ahora que vuelvo a tener un teclado capaz de hacer tildes me siento con más ganas de actualizarlo.
El otro día hice un largo viaje en micro, me tocó una de esas que me gustan, que tienen una zona más alta en el medio donde uno puede ir de pie cerca de una ventana, hermosa posición para apreciar mi Santiago querido.
Mientras miraba, como es costumbre, me perdí en pensamientos sin ninguna utilidad práctica para el mundo(?); en eso la micro pasó por una esquina donde había un malabarista...y entonces me quedé pensando en que, groseramente, podemos dividir a los tipos de ciudadanos en dos: aquellos que hacen la ciudad, y aquellos que la apreciamos. Probablemente haya personas en las dos categorías, o que uno mismo pueda estar a veces en una y luego en la otra, pero las pretendo comentar por separado.
Al ver al malabarista pensé que él era un ejemplo de los que hacen la ciudad; son las personas que le dan vida, la idiosincrasia, los elementos característicos, lo colorido, lo propio. Los malabaristas o los que hacen arte en las esquinas, los oficinistas apurados, los carritos vendedores de sopaipillas, los barrenderos, los lanzas, los perros vagos, los taxis, las micros, vendedores ambulantes, etc. Esas personas cada día se transforman en entes más allá de sí mismos, se convierten en pilares fundamentales del entorno de todos, quizás sin saberlo...probablemente sea mejor así.
En la otra categoría (en la que barsamente me incluí sin chistar) estamos los que apreciamos la ciudad, los que la vivimos...somos los que al pasar vamos mirando todo a nuestro alrededor, los que al caminar vamos pensando en lo que nos rodea en lugar de pensar en lo que tenemos que hacer. Vamos más lento que el resto. Personalmente voy con mis audífonos aislado pero consciente, como ese día en la micro. Uno está ajeno pero presente, nos gusta hacer como que estamos mirando desde afuera para apreciar mejor todo y disfrutar de la ciudad.
Ese día al bajarme de la micro me quedé pensando en quiénes son la ciudad, y la respuesta que me dí fue que somos todos, incluso los que pasamos mirándola y apreciando. Hay algunos que la hacen vivir, pero habemos otros que la analizamos y disfrutamos de ella; las dos cosas son igual de importantes. Sin los que miran las cosas entonces se pierde un poco el sentido...¿qué es una pintura hermosa o una buena canción si no hay nadie que la aprecie?...no es nada.
Esta entrada me quedó un poco corta, pero ya es tarde y la creatividad se acaba por el sueño, quizás después le de otra vuelta al tema y pueda completarla, me alegra volver a escribir algo aquí...tenía el blog botado.
martes, 21 de mayo de 2013
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