lunes, 23 de junio de 2014

Otra vez ahí

Y se acaba otro día de trabajo igual que todos: rutinario, monótono, gris. Para no romper con la tradición camina como siempre por las calles de siempre, con la cabeza gacha directo a tomar el metro...ya va de vuelta a su departamento. Es todo lo que siempre soñó cuando joven el sucucho ese, todo patas arriba, la ropa tirada, sucio, con restos de comida por ahí, refrigerador lleno de las porquerías que le gustan...un paraíso, la verdad. A veces le dan ganas de que ese sueño de la independencia no se hubiese cumplido tan al pie de la letra.

Llegando a la estación a lo de siempre, sentarse a esperar el tren correcto, no tiene apuros así que lo suyo no es la premura del resto de la gente que pasa y tiene que llegar a estar con la familia o los hijos...no, lo suyo no es la prisa, es la espera, la contemplación. 

Para acompañar la espera saca los audífonos, en la música reside casi lo único capaz de darle felicidad, o tranquilidad al menos... es música, escribir y leer; nada más. Así se queda mirando a la gente, esperando. Y esperando qué podría preguntarse uno, y que va a ser, está esperándola a ella, como todos los días. Ella siempre llega en horas distintas, cuando llega.

Hoy parece ser uno de esos días de suerte, logra identificarla entre la muchedumbre, rápidamente se incorpora desde el asiento y siente ese mismo cosquilleo de la primera vez. Se acerca a ella y suben al vagón, como siempre transcurren todo el camino en silencio. Él la acompaña hasta que se baja, siempre lo hace en una estación distinta, lo de ella no es la monotonía que lo rige a él, quizás es una de las cosas que le gustan de ella. 

Ya fuera de la estación él la mira alejarse, quiere ver que no le pase nada. Después de un rato mirando así el horizonte por donde acaba de irse su amada se saca por fin los audífonos y choca con el murallón de la realidad. Lo mismo de todos los días de suerte, termina así, en alguna estación de metro preguntándose a sí mismo si será alguna vez realmente ella, la que de verdad espera, con quien viaje. Por hoy tendrá que enfilar de vuelta al departamento, a lo de siempre: supermercado, cerveza, vienesas y pan...mañana hay que levantarse a ese trabajo de mierda otra vez.