Agobiado. La cuarentena ha caído cual roca sobre su alma que ya soportaba mucho peso. No encuentra salida, todo le molesta, su cabeza dejó de ser fuerte y se está volviendo viejo. Hay gente que no pasa un día sin entristecerse, él no ha pasado un día completo contento hace meses. La vida desperdiciada lo persigue a pesar de que saber que lo mejor que se puede hacer es corregir hacia el futuro. "¿Es realmente posible hacer de la vida lo que uno quiere? ¿Vale la pena seguir? ¿Para qué?"
Hasta ahora la contención es la tele y la cerveza, ni siquiera la música logra darle felicidad como antes lo hacía. El esfuerzo lo encausa completamente a hacerle creer a su mente que hay un mejor futuro. "Todo pasa, todo pasa...nada es para siempre", se repite a sí mismo. A veces resulta, a veces no.
Al menos volvió a escribir. Al principio le cuesta, pero rápidamente se da cuenta que lo mejor es simplemente dejar que los dedos recorran el teclado sin mirar atrás. "Lo importante es agarrar ritmo, esto me va a hacer bien". Por él ojalá sea así.
Lo peor es que ha visualizado el escenario sin cuarentena y tampoco le dan tantas ganas de vivirlo. "¿Qué voy a hacer? ¿Alguna vez voy a poder hacer realmente lo que yo quiero o voy a vivir siempre añorando el tiempo que ya perdí?"
Paradójicamente la mayor tranquilidad viene de saber que está en control de la situación. "Cuando uno no quiere más, se apaga y listo".
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