No se parece en nada a la sensación que esperaba. La verdad me siento vacío, desorientado, perdido...triste creo que es la buena palabra. "Buena" en un sentido muy "malo" por supuestamente.
Esperaba estar feliz, pleno, lleno de alegría por la meta cumplida; pero no. Ocurrió algo distinto. Efectivamente me saqué de encima una preocupación enorme y por un largo rato estuve contento (no pletórico pero contento). Lamentablemente aquella liberación intelectual le dejó espacio a la mente para que volviera a pensar, después del letargo provocado por el trabajo y estrés, despiadados come-neuronas y sueños.
Ahora volvieron las angustias de antes -algunas de ellas muy a mi pesar- porque pensé que eran temas cerrados. Mi mente, que yo creía tan poderosa, no es capaz de regir mis sentimientos, en ningún sentido...y todo vuelve, los miedos de no vivir como yo quiero.
La imagen ahí presente cada día es la que me come el espíritu. La imagen de lo que podría ser y no soy, de las decisiones que podría tomar y no tomo, de los huevos que podría tener y no tengo, del ser humano que me gustaría ser y nunca seré..por cagón. Dicen que una virtud del ser humano es que cambia con el tiempo, eso lo hace especial de cierta forma. Me gustaría a mi ser humano en ese sentido, y cambiar y volar y vivir.
No me acuerdo si lo dije aquí antes o lo pensé solamente, pero qué fácil debe ser el ser feliz cuando no se piensa en nada.
sábado, 21 de noviembre de 2015
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