domingo, 7 de marzo de 2010

Que Tranquilidad tan Agradable


Gracias a las artimañas del verano mi horario de sueño se desajustó totalmente, y la última semana post-terremoto no hizo nada más que confirmar el insomnio. Desde chico me gustó mucho quedarme despierto en la noche, en realidad lo que ocurre es que me gusta estar despierto lo más que puedo. Sé que no es sano dormir poco, pero de verdad me da escalofríos pensar que si sigo la recomendación de dormir 8 horas diarias dedicaré el 33.3% de toda mi vida a dormir.

Por otro lado la noche es muy interesante, todo está quieto, en silencio, tranquilo, la gente duerme y sueña. En el ambiente se siente una soledad pacifica que me agrada mucho. La noche me inspira, me gusta estar despierto cuando todos los demás duermen, me encanta recorrer la ciudad en el limite con el alba cuando aún el sol no rige absolutamente el cielo. Es la misma sensación que siento cuando camino por una calle vacía o cuando me levanto un domingo muy temprano, es como dominar un poco el mundo alrededor.

Para muchas personas la noche es un símbolo de temor y cucos varios, pero a mi me gusta. La noche es ideal para cualquier cosa que involucre concentración, inspiración o relajación. Es el momento perfecto para aprender o crear, cuando algunos de los vicios y problemas que involucra la sociedad descansan. El tiempo en la noche parece ir más lento, sólo estás tu, tu pensamiento y tu consciencia, sin distracciones (para bien o para mal) ni estímulos externos. Las cosas en el interior son más claras cuando todo lo exterior está oscuro. Algo así como las estrellas que son mucho más fáciles de apreciar al oscurecer el resto del cielo.

La noche es como la hermana fea e incomprendida del día. Siempre criticada, siempre asociada con el miedo y el terror, siempre ocultada, siempre postergada, siempre mostrada como la situación ideal para el desarrollo de todos los males posibles. Sobretodo su expresión más hermosa, la luna llena, involucrada injustamente con todo tipo de criaturas malvadas en distintas culturas. El día y la noche son igualmente atractivos, sólo hay que saber disfrutar cada uno a su manera. 

Quizás la situación está bien de esta forma, así los encantos nocturnos están reservados sólo para quienes deseen apreciarlos de verdad. Ya queda poco tiempo de oscuridad, el sol luego va a retomar su lugar y comenzará la vida normal, las personas una vez más despertarán para aprovechar el día sin haberle prestado atención a la noche, pero ahí estará ella de nuevo sin rencor para ofrecer su esplendor a quien quiera tomarlo en cuenta. 

Hasta La Próxima!!

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